Missing Link

Hace rato que no paso por acá, quizás "ocupada" en disfrutar de mi nueva vida y tratando de aprovechar cada momento. Pero eso no significa que no me pasen cosas...
Años atrás, Paulita me pasó "Un mago de Terramar" de Ursula K. Le Guin. Como Pau siempre me recomendó libros del carajo me tiré de cabeza a leerlo. La verdad, no me decepcionó y fue muy locoi encontrar ahí un concepto que yo ya había aprendido de otras fuentes más "mágicas": si uno conoce el verdadero nombre de las cosas tiene poder sobre esas cosas.
Le Guin decía que los magos sabían el nombre de los vientos y por eso podían pedirles que soplen en una dirección determinada. En los círculos de brujaos, cada integrante tiene un nombre secreto, conocido sólo por los que pertenecen a ese círculo, personas en las que confían ciegamente.
Hace años me gané el sobrenombre de Carmilla por haber recomendado hasta el cansancio la novela de Joseph Sheridan Le Fanu... A pesar de no tener nada en común con la protagonista (espero que no me vean como una femme fatale con ansias de sangre de vírgenes) muchos me han llamado por ese nombre hasta el punto de que hay gente que no conoce el nombre que figura en mi partida de nacimiento (o tiene que pensar mucho para recordarlo).
Hace no tanto, alguien recuperó mi nombre y me llamó Agustina. Es increíble, pero de golpe sentí que me estaban hablando a mí y no a la imagen que muchos tienen de mí. Sentí que por una vez en mucho tiempo alguien trataba de conocerme y de acercarse a mi verdadero yo.
Y lo dejé acercarse... Sin miedos, sin pensar en que podría hecerme mal... Porque él también me dejó llamarlo por su verdadero nombre y esa confianza es invaluable. Creo que de eso se trata el amor, no?

A partir de hoy soy oficialmente porteña. Ya no más bonaerense. Ya no más ir a votar a una escuela de J. L. Suárez para llegar a la cual tengo que atrvezar caller destruidas a lo Kosovo y una marea de señoras enardecidas y ansiosas por cumplir con su deber cívico (?!).
Parece mentira todo lo que me llevó pegar el volantazo. Tuve varios días de vacaciones y recién lo hice cuando se me vencían algunos deadlines para los que necesitaba mi nueva dirección.
Esto me lleva a pensar en porqué aguanto y estiro las cosas hasta que no me queda otra. Será mi naturaleza, que al ser Dragón contengo el fuego hasta que no aguanto más y vomito llamaradas?
Material para terapia. Mi psicóloga ya está pensando en ampliar la casa de fin de semana...